viernes, 17 de marzo de 2017

*ESCUCHA TÚ… CON EL CORAZÓN, LA PALABRA DE DIOS*


*Justo aun entre injustos*
Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia_
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43.45-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje.
Llegando el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo a otros criados, en mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.
Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros: “Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia”.
Le echaron mano, lo sacaron del viñedo y lo mataron.
Ahora díganme: Cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores? Ellos le respondieron: Dará muerte terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.
Entonces Jesús les dijo: ¿No han leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular.
Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable?
Por esta razón les digo que les será quitado a ustedes el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos.
Al oír estas palabras, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que Jesús las decía por ellos y quisieron aprehenderlo, pero tuvieron miedo a la multitud, pues era tenido por un profeta.
*Palabra del Señor*
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dios constantemente envía criados a este mundo. Ahora bien, ¿los profetas fueron profetas porque Dios los predispuso a esta vocación?, ¿o fueron profetas porque lo lograron por propia voluntad? La respuesta son ambas.
Misterio que se palpa en la experiencia del cristiano.
Ni con el simple querer se alcanzaría el ser profeta, ni con la simple gracia me tornaría profeta.
Gracia y libertad. Libertad y gracia.
El primer criado fiel que fue asesinado por los labradores murió libremente. Y, aunque esto es una parábola, Señor, cuánto es realidad también en este mundo, que hasta podría decir, que yo conozco el nombre de los criados.
No existe nada más doloroso que hacer el bien en medio de injusticias.Siendo justo sin triunfar en esta vida, mientras otros «triunfan» sin ser justos.
Es difícil, pero es así, Señor.
O quizá he acaso perdido el sentido moral de mi vida.
Quizá he olvidado que el bien que yo obro no es menor aunque se encuentre en medio de males.

Que el mal que yo obro no es menor aunque se encuentre en medio de bienes.
Lo mismo el mal entre males o el bien entre bienes. Que mi obrar es uno y uno solo delante de Dios.
¿Quién murió en una cruz sin haberla merecido?, ¿cuál era su motivación?
Quizá la consciencia de lo que significa ser persona, individuo, autor de mis actos, criatura libre, responsable ha desaparecido en mí.
Porque así fuesen mil criados justos los que hubiesen muerto a manos de los labradores, no habrían dejado de ser justos.
Ni las muertes suyas habrían dejado de ser una injusticia.
Ni siquiera cuando el silencio de la corrupción no hablase más de aquel delito cometido.
El bien habrá permanecido bien.
El mal habrá permanecido mal.

Vivir de cara a Ti, Señor, ése es mi deseo. No de cara a los hombres, no a mi entorno, no a la opinión pública. Pues, aunque es verdad que debo considerar todo esto y mucho más, no son ellos los que rigen mi actuar. No son ellos mi fuente, tampoco mi fin, son personas como yo, que están llamadas a ir a Ti. Sólo existe una verdad, sólo un camino para hacer el bien -y ése eres Tú, Señor.
Soy un criado, fui llamado, fui creado para custodiar tu viña, para proclamar tu nombre. Pero eso no sucederá sin que yo acoja con mi libertad esta sublime vocación.
¿Seré capaz? Sólo hay una respuesta: libertad y gracia; gracia y libertad. Confío en Ti. Confías en mí.
El Señor planta una viña, la rodea de una cerca, cava un lagar y edifica una torre. Esto el Señor lo ha hecho siempre con tanto amor y con tanta ternura. Él recuerda siempre a este pueblo cuando le era fiel, cuando lo seguía en el desierto, cuando buscaba su rostro. Pero después la situación se volvió al revés y el pueblo se adueñó de este don de Dios. Nosotros somos nosotros, somos libres. Ese pueblo no piensa, no recuerda que fueron las manos, el corazón de Dios quien lo hizo, y así se convierte en un pueblo sin memoria, un pueblo sin profecía, un pueblo sin esperanza. Es, por lo tanto, a los dirigentes de este pueblo a quienes Jesús se dirige con esta parábola: un pueblo sin memoria ha perdido la memoria del don, del regalo; y atribuye a sí mismo lo que es: Nosotros podemos._ (Homilía de S.S. Francisco, 30 de mayo de 2016, en santa Marta)
Comentario al Evangelio de hoy
En el Evangelio de hoy, Jesús dialoga con los sumos sacerdotes y autoridades y les narra la parábola de los viñadores asesinos.
Los profetas del Antiguo Testamento solían representar al pueblo Israel como una viña plantada y custodiada por Dios.
Hasta el momento, debido a su egoísmo y dureza de corazón, los líderes del pueblo no han sabido acoger la Buena Noticia de Jesús. No han sido capaces de percibir la hora de la salvación.
Es más, como líderes, “viñadores arrendatarios”, han rechazado, maltratado y asesinado a los “sirvientes”, los profetas, que han sido enviados en el transcurso de la historia para percibir el fruto de las cosechas.

Y en esta hora decisiva, con la presencia del Hijo de Dios frente a sus ojos, tampoco abren su corazón y se mantienen enceguecidos por la incredulidad.
Jesús intuye el final de su vida en manos de los poderosos de la nación y, por eso, la parábola no sólo es un juicio para la incredulidad de los sumos sacerdotes y autoridades sino el anuncio de la sustitución del pueblo de la antigua Alianza por un nuevo pueblo de Dios.
Nosotros somos este nuevo pueblo de Dios, nacido del costado abierto de Cristo crucificado.
Somos la Iglesia, la viña del Señor.
Somos los nuevos servidores comprometidos en estos campos donde fructifica la obra del Mesías.Nuestras familias siguen siendo tierra fértil donde la semilla del Evangelio debe ser acogida.

Sin embargo, todos comprobamos cómo el panorama social es sumamente adverso para fundar y consolidar familias cristianas.
En la fe hay asuntos innegociables: la protección a la vida en todas sus etapas, la educación cristiana de las nuevas generaciones, la fidelidad matrimonial, el trabajo realizado con dignidad y la responsabilidad compartida en el hogar.
Sólo desde Jesús y su generosa entrega podremos entender que lo tenemos en casa es sumamente valioso. Nuestras familias son la viña del Señor.
No permitamos que el enemigo ni los “arrendatarios” se roben el fruto de la cosecha que le pertenece únicamente a Dios.
Oración
Dios, creador mío, Tú eres la única fuente del amor, de la esperanza, de la caridad.
Quiero poner en tus manos mi corazón, mi persona, para que en ella florezcan estas virtudes.

Pasa un muy feliz viernes y, con el corazón bien abierto para escuchar la Buena Noticia, haz que cuántos contigo estén puedan sentirse felices...

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